domingo, 22 de febrero de 2015

Mesías, de Gore Vidal

Mesías. Messiah. Gore Vidal. 1954

    Esta es una novela de prosa contemporánea escrita por el autor norteamericano Gore Vidal a mediados del siglo pasado. Me había negado a leer a Gore Vidal desde hace varios años y no podría responder si me preguntaran la razón de esto.


Portada Mintauro


     Existen algunos paralelos entre el protagonista de la obra y la vida del autor, pero creo que se encuentran más allá de mis conocimientos, así que solo comentare los más obvios. Eugene Luther es un joven escritor neoyorquino que se especializa en escribir novelas histórica centradas en personajes históricos romanos,  Eugene sostiene un romance platónico con una joven llamada Iris Mortimer.

     La naturaleza de los personajes los eleva de ser simples cabezas parlantes y le dota de una profundidad que los humaniza. En un viaje a Los Angeles (y aquí Vidal presagia toda las excentricidades procedentes de este lugar) conoce a un peculiar hombre, John Cave. Quien tiene un don particular como orador, pues hipnotiza a todos los escuchas. Cave desarrolla una filosofía tanatofilica, el estado perfecto que puede alcanzar un ser vivo es estar muerto. La muerte como el estado nirvanico que todo ser humano debería aspirar.

    Detrás de este orate se forma un comité, con la finalidad de crear una iglesia y generar millones de dolares. Eugene e Iris se convierten en cercanos apóstoles de Cave.

    Existe una segunda linea narrativa en donde Eugene Luther es un anciano exiliado en un país musulmán, escapando de la ira de los cavitas, los seguidores de Cave, quienes han destronado al cristianismo como la religión principal en occidente.

   Gore Vidal ofrece una obra compacta y bien ejecutada que refleja todas las modas New Age, que apenas se gestaban cuando escribió el libro. En cierto modo la novela es implausible porque el cristianismo tiene una inercia de milenios que no es tan fácil de desaparecer, pero el experimento mental es interesante y tiene un final satisfactorio.

   A sesenta años de distancia puede parecer una obra cliché bastante mediana, pero si tomamos en cuenta el año en que fue escrita me extraña que no hayan crucificado al autor, si a Burroughs le quemaban sus libros tan sólo por ser homosexual. Veo mucha influencia de Vidal en Chuck Palaniuk, aunque no se si sea inconsciente.



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